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Pues dixo ella: «¿qué an los omnes que non quieren venir a nostro con-
vite?» E dixióronle: «Sennora, porque vos mandastes que non veniesse hy
nenguno de quantos non ovioron duelo nen pérdida, e, sennora, non ha
omne en el mundo que non oviesse pérdida o duelo, e por esso non ven-
ioron hy nengunos.» Pues dixo ella: «Ay, mío fijo, que mucho semeian los
fechos de la vostra vida a los fechos del vostro finamiento, ca me conor-
tades con el grant conorte complido.»
Esta es la otra carta que envió Alexandre a su madre por conortarla:
El que acompaña a los de la vida poco e a los de la muerte mucho, a su ma-
dre la que non se solazó con él en este sieglo -que es cosa çertera-, e a poco
de tiempo será con él en la casa que es vida perdurable. Salut de espedidor
que se va.
Madre, oyt la mi carta, e pensat de lo que hy a, e esforçiatvos con el bon
conorte e la bona sofrençia, e non semeiedes a las mugieres en flaqueza nin
en miedo que an por las cosas que lles vienen, assí como non semeia vostro
fijo a los omnes en sus mannas e en muchas de sus faziendas, e, madre, se
fallastes en este mundo algún regnado que fue ficado en algún estado dura-
ble. ¿Non veedes que los árvoles verdes e fremosos que fazen muchas foias
e espessas e lievan mucho frucho, e en poco tiempo quebrántanse sus ra-
mos e cáense sus foias e sus frutos? Madre, ¿non veedes las yervas verdes e
floridas que amaneçen verdes e anocheçen secas? Madre, ¿non veedes la
luna que quando ella es más complida e más luziente estonçe le vien el
eclipsis? Madre, ¿non veedes las estrellas que las encubre la lobregura, e
non veedes las llamas de los fuegos luzientes e ascondidos que tan ayna se
amatan? Pues parat mientes, madre, a todos los omnes que viven en este
Libro de Alexandre
48
sieglo, que se pobló dellos el mundo e que se maravijan de los visos e de
los sesos, e que son todas cosas, e que se engenrran, cosas que naçen, e
todo esto es iuntado enna muerte e con el desfazer. Madre, ¿vistes nunca
qui diesse e non tomasse?, ¿e quien emprestasse e non pagasse?, ¿e quien
comendasse alguna cosa e gela diessen en fialdat, e que non gela deman-
dassen?
Madre, se alguno por derecho oviesse de llorar, pues llorasse el çielo por
sus estrellas, e los mares por sus pescados, e el aer por sus aves, e las tierras
por sus yervas e por cuanto en ella ha; e llorasse omne por sí, que es mor-
tal, e que es muerte, e que mengua su tiempo cada día e cada ora. Mas, ¿por
qué ha omne de llorar por pérdida fascas que era seguro que antes que la
perdiesse de lo non perder, e vínol cosa por que non cuydasse? ¿Pues por
qué deve llorar o fazer duelo? Madre, ¿vistes fasta agora nenguno que
fuesse fincable o durable, e que non fuesse a lugar do non tornasse? Pues
que aquesto non es, non tiene prol el llorar al llorador, nen el duelo non tien
prol.
Madre, siempre fustes sabedora que yo avié de morir, mas non sabiedes el
tiempo ne la sazón. Pues esforçiadvos con la bona soffrençia e con el bon
conorte, e non lloredes por mí, que a lo que vó es meior que lo que lexo, e
más sen cuydado, e más sen lazerio, e más sen miedo, e más sen affán.
Pues apareiadvos e guisadvos pora quando ovierdes a ir al lugar do vó. Ca
la mi nombradía e la mi grant onrra en este sieglo destaiada es, e ficará la
nombradía del vostro bon seso e de la vostra sofrençia, la vostra obediença
al mandamiento de los sabios, e en esperar lo que Dios mandó del otro que
es fincable. [ Pobierz całość w formacie PDF ]
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Pues dixo ella: «¿qué an los omnes que non quieren venir a nostro con-
vite?» E dixióronle: «Sennora, porque vos mandastes que non veniesse hy
nenguno de quantos non ovioron duelo nen pérdida, e, sennora, non ha
omne en el mundo que non oviesse pérdida o duelo, e por esso non ven-
ioron hy nengunos.» Pues dixo ella: «Ay, mío fijo, que mucho semeian los
fechos de la vostra vida a los fechos del vostro finamiento, ca me conor-
tades con el grant conorte complido.»
Esta es la otra carta que envió Alexandre a su madre por conortarla:
El que acompaña a los de la vida poco e a los de la muerte mucho, a su ma-
dre la que non se solazó con él en este sieglo -que es cosa çertera-, e a poco
de tiempo será con él en la casa que es vida perdurable. Salut de espedidor
que se va.
Madre, oyt la mi carta, e pensat de lo que hy a, e esforçiatvos con el bon
conorte e la bona sofrençia, e non semeiedes a las mugieres en flaqueza nin
en miedo que an por las cosas que lles vienen, assí como non semeia vostro
fijo a los omnes en sus mannas e en muchas de sus faziendas, e, madre, se
fallastes en este mundo algún regnado que fue ficado en algún estado dura-
ble. ¿Non veedes que los árvoles verdes e fremosos que fazen muchas foias
e espessas e lievan mucho frucho, e en poco tiempo quebrántanse sus ra-
mos e cáense sus foias e sus frutos? Madre, ¿non veedes las yervas verdes e
floridas que amaneçen verdes e anocheçen secas? Madre, ¿non veedes la
luna que quando ella es más complida e más luziente estonçe le vien el
eclipsis? Madre, ¿non veedes las estrellas que las encubre la lobregura, e
non veedes las llamas de los fuegos luzientes e ascondidos que tan ayna se
amatan? Pues parat mientes, madre, a todos los omnes que viven en este
Libro de Alexandre
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sieglo, que se pobló dellos el mundo e que se maravijan de los visos e de
los sesos, e que son todas cosas, e que se engenrran, cosas que naçen, e
todo esto es iuntado enna muerte e con el desfazer. Madre, ¿vistes nunca
qui diesse e non tomasse?, ¿e quien emprestasse e non pagasse?, ¿e quien
comendasse alguna cosa e gela diessen en fialdat, e que non gela deman-
dassen?
Madre, se alguno por derecho oviesse de llorar, pues llorasse el çielo por
sus estrellas, e los mares por sus pescados, e el aer por sus aves, e las tierras
por sus yervas e por cuanto en ella ha; e llorasse omne por sí, que es mor-
tal, e que es muerte, e que mengua su tiempo cada día e cada ora. Mas, ¿por
qué ha omne de llorar por pérdida fascas que era seguro que antes que la
perdiesse de lo non perder, e vínol cosa por que non cuydasse? ¿Pues por
qué deve llorar o fazer duelo? Madre, ¿vistes fasta agora nenguno que
fuesse fincable o durable, e que non fuesse a lugar do non tornasse? Pues
que aquesto non es, non tiene prol el llorar al llorador, nen el duelo non tien
prol.
Madre, siempre fustes sabedora que yo avié de morir, mas non sabiedes el
tiempo ne la sazón. Pues esforçiadvos con la bona soffrençia e con el bon
conorte, e non lloredes por mí, que a lo que vó es meior que lo que lexo, e
más sen cuydado, e más sen lazerio, e más sen miedo, e más sen affán.
Pues apareiadvos e guisadvos pora quando ovierdes a ir al lugar do vó. Ca
la mi nombradía e la mi grant onrra en este sieglo destaiada es, e ficará la
nombradía del vostro bon seso e de la vostra sofrençia, la vostra obediença
al mandamiento de los sabios, e en esperar lo que Dios mandó del otro que
es fincable. [ Pobierz całość w formacie PDF ]