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palabra «psiquiatra».
 ¿Algún hipnotizador?  Esperaba que ella diera muestras de comprenderlo  .
Alguien que sepa hablar a las personas alteradas, nerviosas y sea capaz de
apaciguarlas...
 ¡Ah, se refiere a un mesmerista! ¡Pero, ay, no hay ninguno en el pueblo...! Sólo la tía
Goodwill  agregó con indecisión.
 ¿La tía Goodwill?  insistí.
 Le aseguro que no tengo nada contra ella, señor... pero hay quien habla de brujerías.
Y el otro día leí en el Paris, Match que si una se pone en manos de curanderos ignorantes
para tratar su psiquis, puede acabar con una grave neurosis.
 Tiene usted mucha razón, Gunvor  contesté  , pero se trata únicamente de fallas
de memoria...
 ¿Y eso le preocupa, señor?  Se le iluminó la cara  . A veces yo también soy muy
olvidadiza y pienso fue debería ponerle remedio, pero son tan caros los mesmeristas, y en
cuanto a los charlatanes...
 ¿Y la tía Goodwill? ¿Vive cerca de, aquí?
 AL otro lado del pueblo, señor, pero no se la recomendaría... a un caballero educado
como usted. Su choza es muy humilde y ella no da mucho prestigio a este pueblo... Es
una mujer tan desaliñada, señor... ¡Y no hablemos de sus ropas...!
 No seré demasiado criticón, Gunvor. ¿Me acompañará a su casa?
 Si se obstina usted, la haré venir aquí, señor... pero en Ealing, a una hora en
carruaje, hay un mesmerista profesional que...
 Creo que será suficiente la tía Goodwill. ¿Cuándo estará aquí?
 Diré a Ingalill que la traiga... pero si no le importa, señor, lo dejaremos para después
de cenar. El pavo relleno y los pastelillos están a punto de salir del horno...
 Dejémoslo entonces para después. Daré un paseo por el jardín para que se me abra
el apetito que merecen sus guisos, Gunvor.
Cuando tuve en el estómago el segundo pedazo de tarta de fresas con nata, la última
taza de café y un buen trago de brandy de un siglo de solera, encendí un cigarro «Nueva
Orleáns», contemplando a Hilda y Gunvor que encendían las lámparas de acere en la
sala de estar. Llamaron con timidez a la puerta y asomó la cabeza de Ingalill, la fregona
de la cocina.
 Está aquí la bruja  dijo con voz atiplada  . Fuma en pipa, Gunvor. Me parece que
lleva dentro una salamandra...
 ¡Va a oírte, desgraciada!  replicó Hilda  . Dile que espere hasta ser llamada por
sus superiores...
Chilló, Ingalill, apartándose de un salto cuando pasó por su lado, dando codazos, una
anciana encorvada con papalina de ala abovedada, apoyada en un bastón retorcido como
los dedos de su mano. Sus ojos negros y brillantes recorrieron la habitación y se fijaron en
mí. La miré a ella, observando la nariz verrugosa, las encías desdentadas, la barbilla
protuberante y un débil mechón de pelo blanco cubriéndole una de sus hundidas mejillas.
No vi la pipa, aunque me di cuenta de que la vieja exhalaba humo por la nariz.
 ¿Quién necesita que tía Goodwill le cure con sólo tocarle?  dijo su voz trémula  .
Usted, naturalmente, señor, que ha llegado por un extraño y largo camino... y tiene por
delante un camino más largo y extraño todavía...
Tramposa, fui yo quien te dije que era el nuevo caballero  dijo Ingalill  . ¿Qué hay
dentro del cesto?  alargó la mano para levantar una esquina del trapo a cuadros rojos y
blancos que cubrían el contenido y gritó cuando la vieja le golpeó en los nudillos con su
bastón.
 Aprende modales, hija  dijo tía Goodwill cariñosamente. Arrastrando los pies, se
acercó a una silla, se dejó caer sentada y puso el cesto en el suelo, a sus pies.
 Verá, tía Goodwill  dijo Gunvor, excitada  . El caballero sólo necesita ayuda
para...
 Debería apartar el velo del pasado para leer con más claridad el futuro  dijo la vieja
 . ¡Ah, hizo muy bien en llamar a tía Goodwill! Y ahora...  levantó el tono de voz  ...
me das un trago para reanimarme un poco; Gunvor; luego todo el mundo fuera, excepto el
caballero, por supuesto  . Me miró como un ave carnicera.
 El futuro no me interesa  empecé a decir...
 ¿De verdad, señor?  la vieja movió la cabeza de abajo arriba, como asintiendo  .
Es usted un extraño mortal...
 Pero debo recordar algunas cosas  continué ignorando sus comentarios para
impresionarme  . Tal vez lo conseguiría por medio de una ligera hipnosis... [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]
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